Puesto que las aves no pueden vivir mucho tiempo sin comer ni beber y el miedo puede llevarles a no alimentarse, los comederos y bebederos estarán lo más accesibles y a la vista posible, aunque cerca del lugar definitivo donde va a alimentarse en el futuro.

Es conveniente añadir al agua un complejo anti-stress de vitaminas y antibiótico suave, que le ayudará a superar este trauma sin menoscabo importante de su salud.

En este tiempo es conveniente vigilar los excrementos del pajarillo, pues son un indicador importante si algo no va bien. Mantendremos el interior de la jaula o pajarera en las mejores condiciones higiénicas posibles.

La decoración de las pajareras no debe ser demasiado exuberante: un exceso de plantas proporciona escondrijos donde el animal asustado se refugiará, pero retrasará su integración en la comunidad y adaptación a su nuevo hábitat y a las personas.

En las jaulas de menor tamaño, prestaremos especial atención a la disposición de las perchas, que no estarán demasiado cerca del techo ni del suelo (en este caso favorecen el deterioro de las plumas de la cola, afeando el aspecto del avecilla). Las perchas se colocarán de manera que permitan el desplazamiento del pájaro sin demasiado esfuerzo y le permitan adoptar una postura cómoda para descansar y atusarse el plumaje. Además, vigilaremos que las perchas inferiores no se sitúen de forma que los excrementos de las aves situadas mas arriba se depositen sobre ellas: es muy importante una higiene escrupulosa para evitar problemas en las patas.